Hay pocas cosas en esta vida que odie más…
Que tirar la basura.
Bueno sí…
Que mi hijo se tire dos horas seguidas dando mamporrazos al tambor…
HE cometido el terrible error de apuntarlo a batería.
Le apunté porque era su ilusión,
Pero no medí realmente las consecuencias…
Para mí.
Así que ahí le tenéis,
En casa con su palo,
“mamá se dice baqueta”,
Vale vale….
Haciendo ritmos varios,
De forma continua,
Sin parar,
media hora hora…
Que paso a ser 1 put** hora…
“pum,pum,pum”
Así que,
Me fui a tirar la basura.
Por no tirar por la ventana el tambocito de las narices…
O pegarle tres gritos.
Me fui a tirar la basura,
En pijama.
Literal.
Sali huyendo.
No le do ni tiempo a mi marido a preguntarme dónde iba…
Cuando tiré la basura, dije…
¿y ahora?
Pues ahora vuelves a subir,
Y vuelves a escuchar el puñetero tambor lo que quede…
Y me dije,
Eh! Que tu eres la reina de distraer al distractor, (La otra voz o cinta repetitiva de pensamientos que tenemos todos en la cabeza y que nos da la matraca)
¿no vas a distraer a un niño de 4 años de aporrear el tambor?
Subí a casa,
Muy amablemente, en todo apaciguador,
Me puse a invitarle a sacar puzles,
Playmobils,
Coches,
Dinosaurios…
Hacer galletas juntos…
“No, yo quiero el tambor”
Le explique, que por favor lo dejara porque me dolía la cabeza…
Respuesta:
“ya, pero a mí no”
A tomar por…
Me fui a la habitación,
Desesperada y a los 10 minutos aparece y me dice:
“ya está mamá, he pensado que quiero jugar contigo y si te duele la cabeza, no vas a poder jugar. Dejo el tambor, ¿vale?”
¿Te recuerdo cuantos años tiene mi hijo?
Cuatro.
Lección número 173788327823 del pequeño gurú.
Él solito pensó las consecuencias,
En él y en mí.
No aceptó que yo le dijera que hacer, porque tiene caro lo que quiere,
Y cree en él.
Es lo que pasa cuando les acompañas a que validen su criterio.
Y no ejerces tu liderazgo desde la imposición, hacia el miedo.
Mi hijo, es un niño normal y mortal,
Como el tuyo.
Tirar el tambor por la ventana,
Era otra opción…
Pero si no quieres que caiga sobre la cabeza de nadie…
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